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Foto del escritorJosé Lurker

Conpartindo

Lo primero que debo hacer al despertarme por la mañana (la mañana no es sólo una fuerza de expresión, sino una condición sine qua non para que mi vida funcione correctamente. Si a lo largo del mañana estoy durmiendo, algo no va bien) está recordando el Paso I : "Admitimos que éramos impotentes ante nuestra adicción y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables". Se trata de una cuestión de memoria, y la memoria de un adicto no es fiable. Mi nombre es José y soy adicto. Estoy sobrio hoy. Hablo del primer paso y de mi memoria porque me resulta muy fácil olvidar dónde estaba hace unos meses: derrotada, avergonzada, arruinada financieramente, desacreditada en mi familia y en el trabajo, ingresado en una clínica de recuperación para drogadictos. Ya había perdido mucho: el matrimonio, el trabajo, la confianza de la familia y los compañeros, la dignidad. En otras palabras, había perdido por completo el control de mi vida. Sin embargo, cuando hablo de memoria, es exactamente la primera parte del primer paso que no puedo evitar tener presente todos los días: que soy impotente ante mi adicción. La memoria traicionera del adicto siempre le susurra al oído que tal vez no sea exactamente así, tal vez solo una dosis, nadie se dará cuenta. Lo que no dice es que detrás de este pensamiento se esconde un desastre de proporciones incalculables. Un desastre vital. Una sobredosis. La vida se escapa entre tus dedos.

Un día a la vez

Afortunadamente, un día a la vez, he estado sobrio y poco a poco voy recuperando parte de lo que perdí. He leído, estudiado y escrito sobre la literatura de los Doce Pasos. Los encuentros con compañeros de IDAA han sido un bálsamo y un refugio seguro donde escucho lo que necesito escuchar y eventualmente comparto algunas palabras. Salgo a caminar, hablo regularmente con mi psiquiatra. Pero tengo que estar permanentemente atento a mis pensamientos e incluso, eventualmente, a mis comportamientos y actitudes. Evitar personas, lugares y hábitos.

Oración de la serenidad

Como debo recordar el I Step por la mañana, también debo terminar mi día haciendo el Oración de la Serenidad, pidiendo al Poder Superior serenidad, coraje y sabiduría y dando gracias por otro día de sobriedad. Para ser honesto, no siempre hago esto, pero puedo corregirme. No somos perfectos, pero podemos esforzarnos por alcanzar la perfección.


Gracias por permitirme compartir un poco de mi vida contigo.


Sólo por hoy,


José.


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